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El maestro de escuela

Karina Medina Pino

Actualizado: 18 ago 2021

Novela recomendada: El Maestro de escuela de Fernando González


Esta novela es una especie de Catarsis. El autor-narrador nos advierte de entrada que es posible leerlo como si se tratara de una especie de análisis psicológico (5). Así que nos va introduciendo en un texto extraño y complicado, en el que la tensión no está propiamente en la historia que se está contando sobre un maestro de escuela que se siente fracasado con su sueldo, con la vida, con su posición social, con su visión de hombre totalmente incomprendido. La tensión a mi juicio está en que va involucrando al lector para que este también se cuestione sobre cómo se está percibiendo y cómo lo perciben los demás. Textualmente lo expresa así: “Es axiomático que el autor y el lector nos sentimos “grandes hombres incomprendidos”.


Bajo su certeza, va dando por hecho, que nos está llevando de la mano para que juntos -lector, narrador y autor- matemos al maestro que llevamos en el interior, y que tanto nos hace padecer. Lo recalca de manera contundente: “Cuando le hayamos enterrado podré contestar todos los porqués. Suplico que demoren el juicio acerca de este informe psicológico”.

El narrador mientras va describiendo escenas de este personaje fracasado va meditando al mismo tiempo sobre el significado de la culpa, el dolor y la incomprensión. No le importa perder el hilo de la historia para exponer sus propios remordimientos. Entre los muchos ejemplos que podría citar de su fragmentaria forma de contar este relato, cito todo el capítulo 13:

Josefa Zapata era, pues el bordón de su marido. Sin la patria, sin la humanidad, sin Josefa, se disuelve la personalidad:
“Tú me opinas; no soy nadie, porque tú, Josefa, me opinas. No he redactado mi teoría del conocimiento, por ti y por este país de batuecos”.
Cuando mueren los padres, la tristeza es el sentimiento de que ya no tenemos en dónde gritar, seres que no reaccionen a la ira con ira:
Cuando muere tu madre, a quién pedirás almuerzo en platos limpios?
¿A quién dirás cosas irracionales? ¿quién recibirá tu veneno?
Cuando la patria sea del todo enajenada, ¿a quién criticarás ¿a quién insultarás? Y cuando muera Josefa zapata…. Ya podremos enterrar a Manjarrés, pues sentirá que no había tal teoría del conocimiento y que su verdadera grandeza era ella.
Vamos conociendo entonces a Manjarrés, el maestro de escuela, el hombre derrotado por la vida, que no pudo hacerse entender ni siquiera con su esposa, quien era lo más valioso que él tenía pero que solo lo llega a saber cuando ella muere.

Para mí, buscar ser otro es la gran lección de El maestro de escuela; una revelación que está latente en la intención del narrador al contarnos la tragedia de este “grande hombre

incomprendido”.

Por mi parte me dejo enseñar que el fracaso, desaliento o dolor

nos es permitido, pero de ninguna manera nos puede llevar a ser personas fracasadas. Es necesario matar todo lo que conlleva al desaliento, desahogar ese

sentimiento y buscar nuestra propia manera de reinventarnos.

 
 
 

1 opmerking


Eduar Bedoya
Eduar Bedoya
28 nov 2024

Este librito es “una verdadera delicia literaria”, una Joyita, un revulsivo. Todos somos Manjarreés. Me explota la cabeza no solo por la agudeza psicológica de Fernando sino por el estilo, es decir, por el español de la época, por ejemplo, ese “Tú me opinas, yo no soy nadie, porque tú, Josefa, me opinas” . Por supuesto, “opinar” aquí quiere decir algo más a lo que entendemos hoy.


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"Hablar de literatura, pues, es hablar de la vida; de la vida propia y de la de otros, de la felicidad y del dolor "
​Rosa Montero

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